lunes, 21 de marzo de 2011

MOTOR DE LA VIDA

¿Qué mueve el mundo? ¿Qué nos impele a seguir adelante siempre? Hay quien diría que es el dinero. Hace poco escuche de alguien que es el sexo. Explicación peregrina aparte, incluyendo que el dinero te da sexo, no estoy demasiado de acuerdo. Yo creo que cada cual tiene su motivación propia. En mi opinión incluso un collage, una composición, de varios motivos. Quizás alguien esté de acuerdo conmigo en que una que tiene un peso importante es: evitar la soledad. No esa soledad amable y buscada, esa sensación de paz y descanso en la tormenta de la sociedad moderna que te aliena al eliminar tus signos individuales convirtiéndote en masa. No, la otra. Esa soledad opresiva y de sabor agrio. La soledad que no entiende de números de personas a tu alrededor. Ese sentimiento que te abruma en tu fuero interno cuando intentar compartir lo que tu ser experimenta y hayas incomprensión. En cierto modo muchos buscan la compañía del amante por ese momento sublime de entrega en el que no te sientes solo, en el que el otro se da y tú te das, con la recompensa del éxtasis compartido. Es una reedición del nacimiento, cuando tu madre sufre a tu vez para añadir su grano de arena a tu existencia, invitarte a compartir el mismo mundo que ella. Un día no habrá más seres humanos pisando este trozo de barro. Por la razón que sea, no es importante. Ese día posiblemente sobre la tierra algún ser inteligente remueva nuestros fósiles, intentando explicar como éramos, como vivíamos. Sobresaltado encontrara dos cuerpos abrazados en su último momento intentando burlar la soledad. Ese ser sonreirá, sabiendo que al menos no estuvimos del todo solos.

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