jueves, 5 de abril de 2012

LOBOTOMIA TRANSOCULAR

Respiraba entrecortado, de forma ansiosa, intentando extraer en cada bocanada oxigeno suficiente para recuperar el resuello desesperadamente. Su perseguidor avanzaba inexorablemente hacia el. No necesitaba recuperarse, no se desorientaba, no se le podía despistar ni engañar. Había intentado darle esquinazo en con múltiples subterfugios. En ningún caso conseguía hacerle vacilar. Parecían unidos por un invisible hilo. Cual Perseo en el laberinto del minotauro, el otro conocía sin errar la dirección tomada por su presa.
Había empezado al revés, pero al perder su arma, las tornas se había vuelto, el eterno tópico del cazador cazado. Estaba herido, aunque el otro aparentaba estar definitivamente incapacitado, al menos en el estándar aplicable a su especie. Pero no se paraba, no respondía a la lógica ni a las normas de la naturaleza.
Unos metros mas, unos pasos mas y al menos podría interponer un obstáculo insalvable entre ambos, o al menos así lo creía. Avanzaba por los túneles, esquivando cascotes y basura: cajas, montículos de limo acumulados sobre algún resalte de la antigua canalización. Apenas podía ver con la pequeña barra de luz química. La tétrica iluminación apenas arrojaba suficiente claridad para ver el camino que seguía, el reducido espacio no ayudaba a evitar la opresiva sensación y la apremiante ansiedad de sentirse perseguido. Unos metros atrás, fuera del campo iluminado le oía arrastrarse, implacable, imparable. Con la mano derecha herida apenas podía asir el pequeño tubo de plástico, la sangre iba cubriendolo y tenia que restregarli contra su ropa para aclarar su superficie cuando opacaba totalmente el resplandor mucoso.
Un nuevo cruce de caminos, cuatro tubos interconectados, una nueva decisión rápida. Guiado por esa brisa que creía sentir, de la que ya no estaba seguro.
Como había llegado allí, que estúpido error, no ver ese tablón podrido mucho antes de el fin del mundo. Paso sobre el mientras apuntaba hacia delante su arma, la madera crujió y cedió a su peso, la escopeta se encajo en el conducto de la alcantarilla mientras caía y se quedo atascada, con su dedo aun apoyado en el gatillo. A su perseguidor no le importo dejarse caer por el agujero siguiendo su instinto de alimentación. Ahora comprendía que siempre fue la presa, solo durante el tiempo que estuvo armado tenia opciones, ahora estas se habían esfumado. El arma al menos le dio unos segundos para ganar ventaja mientras el ser quedaba atascado en el túnel y se tomaba su entremés antes de continuar la caída y retomar la búsqueda del plato fuerte.
El túnel debía acabar en algún lugar cercano, la canalización debía llevar las aguas residuales a algún lugar desde el que poder escapar, con suerte alguna compuerta, verja o lo que fuera serviría para parar al depredador. El brazo se le iba enfriando y perdía fuerza. No podía perder la poca luz que le daba la barrita o estaría ciego, seria lento y su ventaja quedaría reducida inexorablemente poco a poco. No podía sujetarla con la boca, lo había intentado y en su estado de agitación se ahogaba rápidamente. Siguió avanzando, las botas resonaban con el sonido de succión a cada paso, el lodo hacia difícil cada paso. Manos invisibles agarraban las botas y le obligaban a arrancarlas del suelo en cada zancada.
Mas adelante, en el túnel empezó a cambiar la calidad de luz, muy poco a poco las paredes empezaron a cobrar forma y textura. Mas allá del cansancio comenzó a acelerar el paso, luchando contra el desmayo y la dificultad de avanzar.
No había salida.
Una verja de acero, sólidamente anclada al hormigón de la tubería. La desesperación le asalto, comenzó a golpear y patear el enrejado, empujarlo, tirar de el. No hubo el mas mínimo movimiento.
Tras él escucho el avance de su enemigo, portador de enfermedad y muerte. Se giró, en un ultimo movimiento desesperado levanto el brazo izquierdo interponiendolo en actitud defensiva, el cadáver se abalanzo sobre el y ambos cayeron al suelo contra la verja. En la caída los anclajes de la prótesis se soltaron y el brazo de plástico quedo entre ambos. Forcejearon, apenas manteniendo apartada la boca anhelante, de aliento pútrido, el olor de la tumba. En un desesperado movimiento agarro el brazo protesico con la ensangrentada mano herida e incrusto los dedos de la prótesis en ese pozo de muerte y plaga. Apretó con todo su ser, rompiendo la mandíbula, dientes, paladar, metiendo los apéndices hasta el cerebro, momento en que el cuerpo muerto se paro se estremeció brevemente y cayo solo con su peso sobre el.
Solo en ese momento reparo en su mano derecha, la herida cubierta de restos podridos del muerto. Comenzó a llorar, la desesperación lo abrumo. Intento sacarse de encima el cuerpo sin éxito, estaban cubiertos de limo, tenia la mano herida, en el forcejeo se habían deslizado hasta el suelo. Empezó a sentirse mas caliente, había visto antes a gente mordida empezar con fiebre y en cuestión de minutos morir para volver a levantarse y atacar a los que antes habían sido sus compañeros. Hubiera querido pegarse un tiro, acabar con todo antes de terminar siendo un muerto-vivo.
Empezó a manotear desesperado, mover la mano herida por el fango buscando asidero. Cerro los dedos alrededor de algo delgado y duro, como un cable, tiro de el pero nos estaba agarrado a nada. Saco la mano del lodo y en sus manos tenia un alambre de acero, oxidado y retorcido. En un ultimo y demente ejercicio de autodestrucción lo sujeto con los dientes, tiro de el hasta enderezarlo, lo apoyo contra el lagrimal de su ojo derecho y en un gesto seco lo empujo hasta llegar al seso.