lunes, 10 de octubre de 2011

51

Me encanto esa serie limitada de DC, para los no-frikis es comic=superheroes del mundo de Superman=cosa frikiesca=lo mismo te aburre=sigue sodomizando a tu niño interior.
El numero me acabo de dar cuenta coincide con el de esta entrada en el blog: ¡¡Sacrilego!! ¡No he anunciado a bombo y platillo mi entrada 50!
Tampoco creo que se haya dado cuenta nadie viendo mi exiguo numero de seguidores, señak de que no necesito hablar de comics para aburrir a nadie.
Hoy estaba reflexionando en uno de esos momentos que uno aprovecha para eso (no, cagando no, estaba paseando) en que es agradable escribir sobre aquello que me emociona. Tengo para mi suerte (desde mi punto de vista es suerte) una sensibilidad acusada hacia cosas que tienen la mala costumbre de pasar desapercibidas. Eventos y situaciones cotidianas que pueden darnos pequeñas pizcas de felicidad en fasciculos. Cosas tan peregrinas como la sonrisa complice de una situacion medianamente ridicula compartida con un extraño, la sonrisa de un bambino ajeno, una confusion lingüistica desapercibida o uno de esos cruces entre dos personas en que te esquivas indefinidamente hasta chocar con quien viene de frente.

Ahora que lo pienso, mira que gracia, la serie de DC no se llamaba 51, se llamaba 52.
Y.

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