miércoles, 27 de enero de 2010

Paranoia I

¿Hasta que punto somos conscientes del mundo que nos rodea? Es claro que no percibimos el ambiente en una forma completa, ya que nos limitan los mismos órganos que usamos para percibirlo. Nuestros sentidos delimitan campos de captación de información y de ese modo provocan una percepción sesgada de la realidad, hasta el punto que incluso corrientes filosóficas hayan llegado a delimitar la realidad subjetiva del individuo como aquello que percibe. Sin duda un objeto no existe para un individuo a menos que lo perciba con alguno de sus receptores y esto plantea interrogantes largamente desarrollados como el renombrado árbol que cae en el bosque sin nadie que lo oiga caer o el gato de Schrodinger, ¿habrá muerto el pobre minino de viejo dentro de la caja mientras nos preguntamos si estará vivo o difunto?
Me pregunto si hay formas de vida diferentes a la nuestra que no nos perciben debido a que sus formas de detectar su ambiente nos excluyen y así mismo nosotros los excluimos, según la corriente filosófica citada por definición al no poderlos pensar, detectar, definir, no existen mas que en tanto en cuanto pensamos en ellas como posibilidad, aunque no tendrían presencia física a menos que se corporeizaran de forma que los pudiéramos ver, oir, tocar, oler o degustar. ¿Imaginais una raza de seres que se comunicaran por sabores? Arzak, Arguiñano y Adriá estarían encantados de aprender su idioma, en lugar de reunirse en salas de reuniones lo harían en cónclaves de sabor, que bonita idea. La verdad es que con lo que me gusta comer me parece una idea genial comunicarse así, degustando al otro, suena erótico.

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