miércoles, 17 de junio de 2015

Anclas

Ayer en una de mis habituales horas de coche, escuchando la radio, oí como explicaban el poder de expresar tus emociones. La capacidad de curar nuestra ansiedad que tiene el hecho de expresar tus sentimientos ya sea por escrito o de palabra. Especialmente hacían hincapié en la necesidad de ser escuchado sin  prejuicio, es por tanto imprescindible un público con el compromiso de estar dispuesto a poner oído al prójimo sin juzgarle, o un trozo de papel claro.
No era esto lo que quería contar, me ha venido primero a la mente al empezar a escribir, pero es otra cosa lo que me inquieta. No se como puedo reconducir la situación. Puedo cambiar mi actitud y motivarme de otro modo, pero el ánimo ajeno es otro cantar. Puedes empujar la piedra pero la pendiente sigue siendo cuesta arriba y a poco que te despistes rueda sola hacia abajo y hay que volver a empezar. Pero las personas no son piedras, pueden rodar por inercia pero si ponen intención, aunque despacio pueden superar los obstáculos, o si es necesario y tienen un poco de visión lateral rodearlos.
Es necesario a mi entender de todos modos que exista esa intención de avanzar, a veces se hace difícil y es más costoso convencerse a uno mismo que se puede, sobre todo si hay que mantener la convicción mucho tiempo. Las metas siempre ayudan, pero las conmemoraciones entorpecen. A mi parecer mirar atrás para hacer tributo a las fechas no ayuda a nada si no se tiene siempre presente que la mirada debe dirigirse hacia adelante, las fechas señaladas en el calendario hay que mirarlas sólo de reojo, como acicate para empujarnos desde el pasado jamás como ancla. Porque sí te anclas te frenas, te paras, no avanzas y tarde o temprano la vida sigue su camino sin ti y te deja atrás.

No hay comentarios: