martes, 21 de junio de 2011

¿QUE NOS MUEVE POR DENTRO?


En la calle más de 40 grados, ha llegado el verano a Sevilla. La gente suspira y se queja de “la caló”. El café de la tarde ha pasado a ser el solo con hielo. La gente se apiña pegada a la pared como si cayeran chuzos de punta, por esquivar los rayos del sol que achicharran. Más de un viandante se cubre la cabeza con lo que sea que lleva en las manos. Al acercarse a una terraza de esas que han instalado el moderno sistema de pulverización de agua todos ralentizan el paso. Cada semáforo en rojo en una prueba de resistencia, cada tramo sin sombra un purgatorio. Y es que Sevilla tiene un calor especial.
Ni los parques, ni el rio, ni siquiera la sombra lo alivian (bueno una Cruzcampo lo aligera). Aun así, a las tres y media, cuatro de la tarde, los esforzados curritos que tenemos jornada partida nos apretamos una caminata, corta o larga, para llegar al trabajo. Todos deseamos un puesto con jornada continua, de 7 a 15 como los obreros (los que tengan la suerte de currar claro). Pero nos olvidamos de que de 14 a 15 ellos están bajo el Lorenzo y nosotros de sobremesa.